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(Agro-) Ganadería Regenerativa
¿Puede la ganadería mitigar el cambio climático?


- Melina Ernst -
Antropóloga Social y Cultural, estudiante de Naturopatía
y Voluntaria de El Enjambre sin Reina
melina.ernst@outlook.com

 

Un reciente estudio de la revista Nature1 muestra que en 2020 la masa de todos los objetos fabricados por la humanidad superó en peso a la masa conjunta de los seres vivos por primera vez en la historia. Debido a esto, parte de la comunidad científica considera que hemos entrado en el antropoceno, una nueva era geológica caracterizada por el impacto del ser humano sobre la Tierra. Como nos podemos imaginar, esta situación tiene efectos perniciosos sobre el planeta y, por ende, nuestra salud: el cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad como las principales consecuencias de esta nueva era, constituyen los grandes desafíos ambientales de la actualidad.

La causa fundamental que ha producido la alteración del equilibrio climático en el planeta es la creciente acumulación de gases de efecto de invernadero en la atmósfera provocada, sobre todo, por la quema de combustibles fósiles, así como la agricultura y ganadería industrial, siendo éstas las principales causas de deforestación en el mundo. El gran problema es, pues, que actualmente emitimos más CO2 del que el planeta puede almacenar en sus sumideros naturales de carbono, es decir, los océanos (donde el carbono es asimilado a través de los corales, el plancton y los peces) y los bosques (que acumulan el carbono a través de la madera, las plantas y el suelo). Hoy nos centraremos en los segundos y, más concretamente, en el suelo y su potencialidad para almacenar carbono.

Surge aquí, por tanto, la siguiente cuestión: ¿cómo podemos recuperar el carbono en los suelos para volver a niveles preindustriales?

Creemos que una de las grandes soluciones a los problemas anteriormente descritos es la agricultura y ganadería regenerativa. Como dice Andrés Gómez, Ingeniero Técnico Agrícola en Agroecología y fundador de la Granja Zael: “aunque parezca increíble, la mejor manera de contribuir a frenar la desertización y el cambio climático es comiéndote un filete”. Esta indudablemente polémica afirmación que sostiene exactamente lo contrario que estamos escuchando todos los días, cobra sentido una vez que sepamos lo que es la ganadería regenerativa: se trata de una práctica agropecuaria que surge como una alternativa innovadora a la agricultura y ganadería industrial, imperantes en los momentos actuales, las cuales han demostrado su incapacidad para garantizar un sistema de producción que alimenta a las poblaciones humanas a la vez que preserva el medio ambiente y todos los seres vivos que lo habitan.

Como ya indica su nombre, la ganadería regenerativa se centra en la regeneración de la biodiversidad de los ecosistemas, usando al herbívoro como principal herramienta y optimizando el vínculo naturalmente dado entre el animal, el suelo y los pastos para crear así un círculo virtuoso de regeneración, productividad y rentabilidad.

IT´S NOT THE COW, IT´S THE HOW

Una de las creencias más generalizadas en nuestra sociedad cuando hoy en día pensamos en el consumo de carne es que las vacas son animales muy contaminantes por sus emisiones de gas, que además destruyen los espacios naturales al pisotear las plantas y el suelo. Se trata, sin embargo, de parámetros erróneos que ignoran por completo un hecho fundamental: no son los animales los que contaminan, sino el manejo que hacemos las personas de ellos, de modo que cambiando la forma de cómo se gestiona la ganadería, el ganado puede pasar de ser una de las mayores amenazas para nuestro planeta a convertirse en un buen aliado para salvarlo.

Debido al gran impacto negativo que genera la ganadería industrial sobre el medio ambiente y su incompatibilidad con el bienestar animal, resulta muy comprensible que cada vez más personas optan por una dieta vegetariana o vegana. Si bien cada persona debe ser libre de decidir qué come y qué no, teniendo en cuenta además que cada cuerpo es diferente y tiene unas necesidades muy particulares, creemos que es importante diferenciar y no caer en generalidades. Así que, ante la afirmación de que consumir carne perjudica el medio ambiente, nuestra respuesta es: depende.

Sabemos que la agro-ganadería industrial que tenemos hoy en día es un modelo nefasto y altamente insostenible, ya que degrada y agota el suelo, provocando a largo plazo el fenómeno de la desertificación: según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)2, la ganadería ocupa el 70% del total de las tierras usadas en agricultura a escala mundial y el 30% de la superficie terrestre del planeta. Tal y como mencionamos al principio de este artículo, la expansión de la producción ganadera es un factor crucial en la deforestación, especialmente en América Latina, donde el 70% de las tierras de la Amazonia que antes eran bosques hoy han sido convertidas en zonas de pasto y los cultivos forrajeros cubren una gran parte de la superficie restante, conduciendo el inadecuado manejo del ganado y la explotación excesiva del forraje a la degradación de la vegetación, la erosión de los suelos y el deterioro de su estructura y fertilidad.

De esta manera, la ganadería industrial es también responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero medidos en equivalentes de CO2, así como en medida aún más significativa de la emisión de varios otros gases que incluso tienen un mayor potencial de calentamiento de la atmósfera, tales como el metano, el óxido nitroso y el amonio, contribuyendo este último considerablemente a la lluvia ácida y la acidificación de los ecosistemas. Y como si esto fuera poco, se trata además de un modelo sumamente dependiente de insumos químicos, en forma de fertilizantes sintéticos o de diversos productos fitosanitarios (como herbicidas, antibióticos, etc.) para el control de las plagas y enfermedades, también denominados “venenos útiles”, cuyos efectos son altamente dañinos para la fauna, las fuentes de agua, la vegetación, y en consecuencia para la salud humana.

La alternativa más conocida a este modelo productivo es la agro-ganadería ecológica, la cual se rige bajo una normativa considerablemente más estricta que el primer modelo, asegurando una producción comprometida con el medio ambiente y garantizando la salud y el bienestar animal. Una de las grandes diferencias entre este modelo y el anterior es la manera de tratar el suelo. Mientras la agro-ganadería industrial concibe y trata el suelo como un mero soporte mecánico de la planta, para la agro-ganadería ecológica, el suelo es un sistema biológicamente activo, que alberga la mayoría de la biodiversidad en el planeta, siendo éste así el elemento más importante para la producción de alimentos saludables y de calidad. Con el fin de preservar el medio ambiente y mantener la fertilidad del suelo, los sistemas de producción ecológicos, a diferencia de los convencionales, excluyen el empleo de agroquímicos para el control de plagas y enfermedades, así como de cualquier método que provoque el deterioro de los suelos y del medio ambiente en general.

En cambio, la aparición de plagas se evita principalmente a través de la plantación de diversas especies que se benefician mutuamente, así como por medio del control biológico, una técnica de probada eficacia en la que se utilizan predadores naturales para eliminar parásitos sin causar daño a los insectos benignos, promoviendo así la estabilidad de los ecosistemas y manteniendo la biodiversidad. Como vemos, este tipo de agro-ganadería, que se basa en el sustento del suelo en lugar de su degradación, es indudablemente más sostenible que el anterior. Si bien se centra en mantener la salud del suelo, por lo general, no recupera el suelo deteriorado por las prácticas agresivas de la agro-ganadería convencional.

Sin embargo, la agro-ganadería regenerativa, la cual incorpora los principios y técnicas de los sistemas de producción ecológicos, intenta ir más allá de la ausencia de daños y es una práctica que realmente construye suelo, por lo que se trata de un modelo que contribuye activamente a mitigar el cambio climático. El objetivo de la ganadería regenerativa es mejorar la salud del suelo mediante actividades que aumentan su contenido de materia orgánica, lo cual no sólo contribuye a aumentar la diversidad y la salud de la vida del suelo, sino también a incrementar la biodiversidad tanto arriba como debajo de la superficie, aumentando a su vez la capacidad del suelo de almacenar agua y capturar mayores cantidades de carbono de la atmósfera. Estos resultados tan beneficiosos se generan gracias a la eficacia de la metodología que utiliza este modelo: el pastoreo holístico.

El pastoreo o manejo holístico es un sistema de gestión y toma de decisiones enfocado a la práctica de la agricultura, que nos permite considerar las necesidades de los suelos, las plantas, los animales y las personas. Fue desarrollado por el ecólogo Allan Savory, quien descubrió que el ganado, utilizado de la forma correcta a través del pastoreo planificado, puede promover la regeneración natural de los pastizales del mundo. Esto es así porque existe una simbiosis entre el animal y el suelo, la cual ya existía en tiempos prehistóricos y que la ganadería regenerativa intenta imitar: el ganado va moviéndose constantemente de unas parcelas a otras, y con su pisoteo y estiércol abona el terreno activando el crecimiento y desarrollo de las plantas, que a través de la fotosíntesis absorben el CO2 atmosférico y lo transforman en los carbohidratos que necesitan para crecer, liberando al mismo tiempo oxígeno.

El pastoreo holístico se basa en la premisa de que el tiempo es más importante que el número de animales, es decir, el sobrepastoreo, a diferencia de la creencia común, no se causa cuando muchos animales pastorean en una misma zona, sino cuando la planta no ha tenido suficiente tiempo para descansar y recuperar los nutrientes perdidos en el anterior ciclo de pastoreo. Entonces, para que el pastoreo sea sostenible y no provoque la desertificación es fundamental ajustar constantemente la velocidad de movimiento de los animales con la tasa física de recuperación de las plantas, la cual varía según las características (humedad, temperatura, actividad microbiológica, etc.) de cada ecosistema. Como en esta práctica agro-ganadera la preservación del suelo lleva consigo el aumento de la capacidad productiva del sistema, se planifica también el uso del forraje durante todo el año ajustando la carga animal, obedeciendo a la oferta forrajera durante cada época del año.

De esta manera, una hamburguesa procedente de ganadería regenerativa no sólo contamina menos, sino que directamente descontamina, es decir, por cada kilo de hamburguesa consumida, el suelo absorbe 3,5 kg de carbono3. Sin embargo, por cada kilo de hamburguesa proveniente de la ganadería industrial se emite unos 33 kg de carbono al aire. Otro hecho curioso es que incluso las hamburguesas vegetales que tratan de reproducir el sabor de la carne animal (como la Beyond Burger), y que se suelen vender como la alternativa sostenible a la carne, si bien contaminan mucho menos, no obstante, siguen contaminando, emitiendo unos 3,5 kg de carbono al aire por cada kilo de hamburguesa consumida4.

PENSAMIENTO Y MANEJO HOLÍSTICO

La ganadería regenerativa abandona la visión lineal y reduccionista con la que funciona la ganadería convencional para adoptar una visión holística en el manejo de pastizales, concibiendo el cambio climático, la desertización y la pérdida de biodiversidad no como tres problemas independientes, sino como las tres caras de un mismo problema. De esta manera, la gran diferencia entre la ganadería intensiva y la ganadería regenerativa es la visión reduccionista de la primera y el enfoque holístico de la segunda. La ganadería regenerativa crea un equilibrio entre sus tres pilares básicos: el ecosistema, la sociedad y la economía. Se trata de esferas íntimamente interrelacionadas, afectando las decisiones que se toman en una de las tres inmediatamente a las otras dos. Así, mientras que la ganadería convencional considera en primer lugar el aspecto económico, con el consiguiente perjuicio para la tierra y las personas, la ganadería regenerativa, tiene en cuenta cada uno de los tres, creando una relación armoniosa y de equilibrio entre ellos.

Este modelo muestra que trabajando a favor de la naturaleza se pueden mejorar sustancialmente los resultados económicos y la calidad de vida. El pastoreo planificado y el conocimiento de que el sobrepastoreo es fruto del tiempo en que el animal permanece en la misma zona, no del número de animales en esa zona, permiten una mayor carga animal por unidad de área, aumentando a su vez la rentabilidad de las ganancias, al ser un modelo con una menor dependencia de insumos externos, teniendo un gasto reducido o nulo en pienso, en fertilizantes y herbicidas, en gasolina para mover el tractor, etc., lo que hace que este tipo de ganadería sea un sistema mucho más resiliente.

Contrariamente a lo que sucede, muchas veces, en el modelo convencional, donde las ganancias generadas a lo largo de la cadena de comercialización no suelen ser proporcionales a los recursos económicos, trabajo y tiempo invertido, distribuyéndose los beneficios generados, frecuentemente, de forma desigual, siendo el sector de la producción primaria, generalmente, el más perjudicado, en el modelo regenerativo los productos suelen ser comercializados a precios justos a través de circuitos de proximidad, sin intermediario – o reduciendo al mínimo la intermediación – entre la parte productora y consumidora, y considerando la estructura de costos de la actividad. Se trata, por tanto, de un modelo muy rentable que es capaz de proporcionar un ingreso económico estable a las personas productoras, al mismo tiempo que ofrece productos de calidad asequibles para las personas consumidoras. Una mayor producción a través de este tipo de ganadería genera, a su vez, efectos positivos a nivel social, creando puestos de trabajo e implicando más personas viviendo en el campo en mejores condiciones, una alimentación sana, y una mayor actividad de los pueblos rurales.

eva mena

Además, la agro-ganadería regenerativa tiene un gran potencial en el territorio español, aprovechando espacios abandonados y convirtiendo cultivos cerealistas en praderas de regeneración. Actualmente más de la mitad (el 66%) de la producción cerealista en España se destina a la alimentación animal5, siendo la cebada, el trigo y el maíz los tres granos más cultivados en este país6. Cabe mencionar que a pesar de que el cultivo cerealista es el sector con mayor base territorial y con distribución a lo largo de todo el territorio, la producción nacional no llega a cubrir las necesidades internas (particularmente las de la industria de elaboración de piensos para consumo animal), viéndose España obligada a acudir a los mercados internacionales7.

Como la soja ha ido cobrando importancia en los últimos años como materia prima en la industria alimentaria, y concretamente como ingrediente indispensable en la producción de piensos para animales, el Estado español acude principalmente a países de América, donde se encuentran los mayores productores de esta leguminosa: Brasil, Argentina y Estados Unidos, supliendo así el déficit de producción a través de las importaciones8. Entonces, frente a este panorama imperante de ganadería industrial, donde la mayoría de los animales se encuentran encerrados en naves fuera de su hábitat natural y siendo alimentados de una forma en la que no se alimentarían naturalmente, lo que propone la ganadería regenerativa es un verdadero cambio de paradigma: aboga por pasar de producir cereal para alimentar al ganado que se encuentra en una nave industrial, a producir directamente el forraje para el ganado, “produciendo la carne directamente en la pradera”, regenerando en este proceso a su vez la fertilidad de los suelos.

De este modo, se podrían utilizar los terrenos más fértiles para la producción de cereal para la alimentación humana, mientras que los terrenos menos fértiles se podrían y deberían convertir en praderas para la producción de carne de pasto o de derivados (huevos, leche, etc.), es decir, para la ganadería regenerativa. Mientras que esta propuesta sería perfectamente viable para los rumiantes (ganado vacuno, ovino y caprino), que pueden alimentarse completamente a base de pastos y forrajes, al tener una alta capacidad para fermentar la celulosa de este tipo de alimento y, por lo tanto, aprovechar los nutrientes que aporta, en el caso de los animales monogástricos (cerdos y aves) la situación es distinta, debido a que no pueden aprovechar de la misma forma los nutrientes de los forrajes, y por lo tanto, dependen en mayor medida de los nutrientes provenientes de los granos. Por esta razón, en la ganadería regenerativa la alimentación de los cerdos y aves consiste en una combinación de granos y pasto fresco, al que se les proporciona un acceso continuo.

Entre los beneficios de la ganadería regenerativa se pueden destacar los siguientes:

    • Aprovechamiento de zonas no cultivables
    • Aumento de la fertilidad de la tierra
    • Aumento de la producción de pastos (perennes)
    • Recuperación de los arroyos
    • Aumento de la vida y fauna silvestre
    • Aumento del bienestar animal
    • Producción de alimentos más saludables y nutritivos
    • Activación de la economía local
    • Aumento de los ingresos y la carga animal de las pequeñas explotaciones
    • Mejora de la calidad de vida
    • Mejora del ambiente que sostiene a todas las personas

Vemos entonces que se trata de un modelo especialmente sostenible. Si bien la carne, los lácteos y los huevos procedentes de ganadería regenerativa son más caros que los convencionales, los cuales son excesivamente baratos, la diferencia de precio en realidad no es tan grande y muy relativa, si tenemos en cuenta la mejor calidad de los primeros, así como los beneficios socioambientales que genera la ganadería regenerativa. No obstante, hay que hacer hincapié en la necesidad de seguir reduciendo significativamente el consumo excesivo de productos cárnicos que se hace hoy en día, sustituyendo cantidad por calidad y apostando por las pequeñas explotaciones, tanto para que siga siendo una práctica ambientalmente sostenible como por cuestiones de salud individual. La clave es, por tanto, consumir menos y mejor.

 

Comparativa de precios: carne de pasto vs. carne convencional

 

precios


Si os ha convencido el modelo de la ganadería regenerativa y tenéis curiosidad por probar algunos productos elaborados a partir de este modelo, os recomendamos echar un vistazo a la siguiente página: https://www.lacarnedepasto.com/

Aquí encontraréis un listado de personas productoras con toda la información necesaria para contactar con ellas y comprar su producto; entre éstos está el proyecto Omnívoro, impulsado por Fran Moreno, un joven segoviano que lleva años produciendo vacuno ecológico 100% de pasto. Lo especial de Omnívoro es que se trata de un proyecto que une a varios ganaderos y ganaderas que comparten la misma filosofía y praxis, poniendo al servicio de las personas consumidoras un canal de compra de carne de pasto eficiente, seguro y fiable. Aparte de la opción de comprar sus productos, también encontraréis más información acerca del funcionamiento y los beneficios de la ganadería regenerativa. Se puede comprar online y te lo envían a casa, pero recuerda siempre intentar elegir el lugar de producción más cercano a tu residencia para reducir el transporte en la medida de lo posible.

A continuación, encontraréis también un mapa de granjas en Agricultura Regenerativa en la Península Ibérica, creado por la Asociación de Agricultura Regenerativa para mostrar las fincas que están en un proceso regenerativo en su respectivo contexto. En él aparecen, entre otros, productores/as de la Rendija, como Mamá Cabra, que nos trae quesos y yogures. El siguiente enlace os lleva a la página web donde podéis encontrar más detalles sobre las diferentes fincas: https://www.agriculturaregenerativa.es/mapa-granjas-agricultura-regenerativa/


Referencias bibliográficas

1 Elhacham, E., Ben-Uri, L., Grozovski, J., Bar-On, Y. M., y Milo, R. (2020). Global human-made mass exceeds all living biomass. Nature, 588, 442-444.
https://doi.org/10.1038/s41586-020-3010-5

2 Steinfeld, H., Gerber, P., Wassenaar, T., Castel, V., Rosales, M., y de Haan, C. (2009) [2006]. La larga sombra del ganado: problemas ambientales y opciones. Roma: FAO.
https://www.fao.org/3/a0701s/a0701s.pdf

3 Dato comunicado por Andrés Gómez Cuadrado (Ingeniero Técnico Agrícola en Agroecología y ganadero regenerativo de la Granja Zael) en el curso online “Alimentando Salud. Cómo puede una dieta sostenible cuidar el planeta”, 2021.

4 Heller, M.C. y Keoleian, G.A. (2018). Beyond Meat’s Beyond Burger Life Cycle Assessment: a detailed comparision between a plant-based and an animal-based protein source. (Informe n° CSS18-10). Center for sustainable systems, University of Michigan. https://pdf4pro.com/amp/view/beyond-meat-s-beyond-burger-life-cycle-assessment-78aff0.html

5 Greenpeace España. (2019). Alimentando el problema: la peligrosa intensificación de la ganadería en Europa.  https://es.greenpeace.org/es/wp-content/uploads/sites/3/2019/02/Espan%CC%83a_FichaPais_NoIncluidaInformeGeneral.pdf

6 Statista. (2019). Volumen de la producción de cereales en España en 2019, por tipo. Recuperado de la base de datos de Statista.

7 Ministerio de agricultura, pesca y alimentación. (2019). Cereales. https://www.mapa.gob.es/en/agricultura/temas/producciones-agricolas/cultivos-herbaceos/cereales/

8 Ecologistas en Acción. (2022). Con la soja al cuello: piensos y ganadería industrial en España. Ecologistas en Acción. https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2022/01/con-la-soja-al-cuello-informe.pdf